Sobre un pálido azul, la luna niña
con Venus coronando su creciente,
y los cristales claros de la fuente
y las ramas que el viento desaliña.
Camino por la noche que se viene,
por el jardín preñado de presencia,
por la limpia, serena transparencia
que atraviesa la noche y la contiene.
Existen los jazmines y las rosas,
existen el sendero y la cancela,
existen la arboleda y la vertiente.
Hay un ser en el centro de las cosas,
un neto estar en sí que las cincela,
que las hace ser ellas simplemente.
Poema: Amelia de Sola
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